martes, 18 de septiembre de 2012

A los corazones perceptivos del jardín....

Como dijimos "ayer" la magnitud de los volúmenes de las plantas
son un perfecto argumento para su elección. Pero no acaba ahí.
Otros atributos juegan a la hora de las elecciones: la textura, la densidad
de su copa, la rapidez o no de su crecimiento, la existencia en el mercado,
la adaptabilidad al clima y al suelo en que debamos plantar.......
Todos ellos se ensamblan y van apareciendo los pro y los contra, en cada
caso.
Las distintas cortezas de los árboles son un ejemplo simple de la variación de texturas,
pero también las hojas se muestran ásperas, pilosas, coriáceas, con pinchos,

suaves como helechos, y agresivas como las de las yuccas. Estos matices
las asocian con nuestras abstracciones, de lo que esperamos de ese lugar,
despojado con algo del desierto, tropical con fuertes reminiscencias de lo muelle,
suave y ondulante como la pampa, o con formas geométricas fuertes, por ejemplos.
Las variaciones de la densidad de copa, nos invitan a reflexionar sobre si queremos
que el sol pase a través de las hojas en forma tenue, si deseamos que la luz se obture
por un colchón de hojas imbricadas, como en el Tilo, o si deseamos comer bajo
la sombra parcial y fresca de un jazmín del país amable y perfumado a su tiempo.
Cuando la rapidez de crecimiento está en juego, ya porque el emprendimiento debe
su existencia al "verde" del lugar o porque el reclamo de la vegetación es de primera
necesidad, debemos pensar en especies adaptadas al lugar, y reconocidas zonalmente,
sobretodo porque nuestra mirada las puede ver, y comprobar sus pocos años y relacionarlos
con su porte. Una cortina para los vientos; en un country, un campo, una casa en
las afueras de lo "urbano" debe llevar rápidas especies de crecimiento, y plena adaptabilidad al medio. Será el elemento protector de lo
que plantaremos luego,en forma centripeta, cuando ya los vientos dominantes
pierdan algo de sus fuerzas por las cortinas tan ponderadas.
Nos acordaremos de la floración de las especies, dandole su lugar y su importancia,
siempre es agradable sentirse halagado por ellas, y pensar que están ahí para que
uno las disfrute, olvidándonos de las obvias razones biológicas, de hacerse llamativas
para llamar la atención a los portadores de sus semillas, y asi perpetuarse felizmente.
Todo acudirá a nuestro pensamiento, en la forma que
surja, dando forma acompasadamente, al sitio de nuestros desvelos. Y buscaremos hasta
las lágrimas si es necesario, ese famoso genius loci del lugar, esa razón por encima de todas
las razones, que se nos presente aunque sea en una noche de insomnio y "mates" días
antes de la entrega del anteproyecto, cuando solo tratamos de decirnos: que es esto,
como será y cuando lo haremos¡¡¡




domingo, 9 de septiembre de 2012

Recuerdo un hermoso libro de impresiones de jardineros ingleses,
y especialmente uno de ellos en donde decía: Cuando llegué a esta casa,
y desde luego a su jardín, los gansos, y las malas hierbas cubrían todo
hasta donde la vista podía llegar......, hoy, luego de haber cambiado, diseñado
cada rincón de él, el tiempo parece haber dado una vuelta completa, porque
otra vez las hierbas han ganado su espacio, y cada tanto hay un ganso,
que pisa mis flores; es el momento de volver a empezar..................
Hoy es mi momento para volver a empezar con mis apuntes sobre el jardín.
Como así lo siento, y antes que mi tiempo de una vuelta completa: justo antes,
comienzo aquí mis:

"Apuntes sobre el jardín para corazones perceptivos, o como hacer un buen paisaje"

Si se es capaz de observar detenidamente un espacio dado, uno puede entender
y aprehender de él todo lo necesario para poder hacer un cambio deseado.
El cambio desde luego, primero debe estar en el pensamiento y se debe materializar
cuando uno esté seguro que es lo que corresponde. 
Para saber que es lo que corresponde hacer, se debe empezar por cualquiera de las
reflexiones razonables sobre elementos que seguramente conocemos pero que no
están aún considerados en forma eficiente:
-clima, el del sitio en especial, su microclima, que estará influenciado por su ubicación
espacial, edificaciones cercanas, la ciudad, los alrededores, y todos los factores que
intervengan en sus temperaturas medias.
-el asoleamiento: es decir las horas reales-no la impresión o el recuerdo- sino las verdaderas
cantidades de horas en que la luz del sol penetra en sus rincones. Y obviamente en los
que no llega o llega parcialmente.
-el suelo, su estado aparente, en cuanto a su capacidad de absorber el agua de lluvia,
y de trasladarla-escurrirla-a su destino lógico.
-lo que se espera hacer en ese espacio, lo que esperan de él, quienes van a disfrutarlo:
el espacio para los juegos de los chicos, el de la lectura, el de la piscina. el del ruido amable
y sereno del agua en chorros, el de los pájaros, etc. etc.
Como uno puede deducir, cada quien tiene una forma del "paraíso" en su imaginación
y esa debería ser la razón mas fuerte a la hora de pensar el jardín: un paraíso razonable,
adaptado a los tiempos, y a la ética de lo que se sostiene relativamente fácil.


Si alguien cae en la tentación de usar plantas
exóticas, como las hostas de la imagen, pasará
buena parte de su tiempo, como la jardinera
que ahí aparece, cuidando de los incesantes
ataques de babosas y caracoles, y el clima
no estará de su lado para colmo.......










De manera que la siguiente regla de oro es:

Usar plantas zonales, perfectamente adaptadas al sitio en donde pensemos hacer el paisaje¡¡
La manera de investigar esto en buscar en Internet un catálogo de un vivero mayorista, espléndido, culto, con información adecuada de especies que existen en el país y con un grado de
adaptación lógico al clima del lugar.                  
Con el dato confirmado, la visita a la casa de Ventas de Plantas es el paso siguiente:

Estos locales suelen vender
todo lo imaginable y tal vez, puedan seguir el viejo truco
de buscar plantas para lugares soleados, fijándose en el 
espacio de plantas que están al sol en el mismo local de venta,
y las que estén a mediasombra o sombra, serán las que uds.
miren para los lugares idem. Nada mas sencillo y eficaz, y recordatorio de "en donde fuere haz lo que vieres".....que por extensión  cae de maravillas.

Teniendo presente las condicionantes anteriores, falta saber
las magnitudes de las especies a considerar; esto es: el desarrollo que tendrán al cabo de un tiempo de plantadas.
Aquí no hay forma de salvarse del pensamiento de diseño,
y el espacio manda. Tengo la obligación de reflexionar donde
quiero poner plantas, para que las quiero, y que deseo que suceda con ellas. Estas consideraciones abren innumerables 
interrogatorios que iremos ahondando acompasadamente.




Pero en principio, es bueno saber que un arbusto de
1ra. magnitud mide por regla general: 2 a 2,50 mts de ancho y 3 o mas mts. de alto. 
Los hay de todas las formas posibles, y hay que conjugar esa forma deseada y el espacio que ocupará luego de tres o cuatro años. Un jardín de 1000 mts.2 puede permitirse el lujo de usarlos, pero los pequeños jardines no podrán ocuparse con esas dimensiones.
Las siguientes magnitudes 2da. y 3ra. son las estimadas en los espacios mas pequeños.
Llegan a crecer hasta los 1.50 mts. y 1 mt. respectivamente y con las salvedades que el sentido
común le otorga a la relatividad en los seres vivientes y sus condicionantes.
Seguiremos dando batalla......y los valientes que se apresten¡¡¡













foto de paisaje de Estudio N. Byrd Y T. Woltz Landscape

viernes, 7 de septiembre de 2012

El mosquito rosarino

La ciudad, sus habitantes estoicos y cabizbajos, tal vez no menos cabizbajos
que otros argentinos de estas horas, sufren un ataque sostenido, implacable
de picaduras del mosquito culex, hematófago, masivo y vil, en su proliferación
incesante de estos cuatro o cinco días, en la urbe de mis amores.
Y no comprendo bien porque la quiero. Cada día me lo pregunto y me contesto
sin seguridades, no tengo verdaderas razones para amarla. Es sucia, desigual,
prejuiciosa, pacata, pueril, y maleducada. La ciudad?: el conjunto de gentes que
la sostiene-o que acaso la tienen con un dedo-y que conforman ese pensamiento
antropomorfico, que le asigna la vida de sus habitantes.
Una la camina, la transcurre, la habilita, y nada; siempre habrá en el día una cara
de odio, de rabia, de mala cosa, que se mete en cada una de las débiles partes
de la humanidad individual, y se hace frustración y desesperanza.
Mosquitos culex, que atacan sin que una los habilite. Y entonces?
que se sostiene? Se sostiene, la sostiene, algunas caras esperanzadas de cualquier
lugar, de cualquier sitio, que sonrían y se amuchen, frente a las hordas de culex
de toda índole y aunque no sepan bien donde están y sobretodo para que están,
gocen de estar juntos, en algún pequeño espacio colectivo, del pensamiento
común, tal vez insignificante, incipiente, pero juntos al fin.