domingo, 17 de octubre de 2010

Rosario ansía ser Montevideo

Una no solo busca llena de esperanzas....
sino que habla con otros, los otros, los que interesan.
Y todos pero todos desean una vida mejor, mejor en lo cotidiano
mejor en lo futuro, mejor en el instante?
Y eso es, seguro, un síntoma de todo lo que falta.
Cuando faltan tantas cosas diarias, esperanza, confianza,
algo en que planear ?, la gente fabula con lugares dibujados
agrandados, ficcionados tal vez en tiempo y espacio.
Y esto es indominable y doloroso.
Como trasmitir fe?. Fe de vida,
 de coraje, de vamos todavía¡¡¡ Imposible por que no nos lo creemos.
De manera que intercambiamos, el cansancio, la sorna, el desdén,
como un axioma de palabras que van y vienen, dando por sentado
que todos "sabemos".
Pero lo cierto es que no sabemos y ni siquiera queremos.
No queremos que las cosas sigan como parecen.
Tampoco entendemos..
Que nada parezca profundo, serio, investigado, y que aunque
nos cueste, estemos en algún miserable camino hacia un túnel de luz.
No creemos.
Por eso Montevideo ha plasmado en nuestro imaginario,
todo lo que una ciudad(país ?) debería comunicarnos.
Montevideo, sus calles, sus mercaditos, su lento andar repartiendo mates
y cariñosas charlas caminadas, es todo lo que añoramos.
Y no importa la izquierda-o si-pero ese no es el punto.
Lo que verdaderamente interesa es la inefable necesidad de cambiar
la desgraciada sensación de no poder cursar ningún punto del firmamento,
que no marque alguna huella cordial de persona humana.
Y ahora lo hemos puesto en los uruguayos, esa enorme nación cordial, patria
de lo que amamos, Zitarrosa, Benedetti aún, Onetti, Ross, Drexler,
China, y la mar en coche.
Todo y todos los que nos ayudaron a sentir.
Debe ser eso: algo conocido, nuestro país vecino,
y algo nuevo: la mansedumbre de la pausa y de la plática.
Podría ser un caso de la vieja envidia buena?
no estoy segura.
octubre 2010