domingo, 6 de abril de 2008







Le doy la bienvenida a mi paisaje, a mi nieto Luca el cual en las fotos siguientes demuestra


su espíritu jardinero e investigador

llueve

Llueve en esta parte del planeta. En el hemisferio sur.
Y en el mes de febrero esto es siempre una celebración,
en parte porque el sol de los días anteriores nos hicieron
llegar al cansancio, y en parte, por la melancolía de aquellos
 versos famosos: “la lluvia sucede en el pasado...”

Hablar de la lluvia en el jardín, es hablar del mejor riego.
Todo jardinero sabe que si es premiado con ella
-justo después de una plantación- tendrá los mejores augurios para su tarea.
En cambio, si esto no ocurre, sabe que plantar le implicará
regar inmediatamente. Porqué? porqué deberá afirmar su plantación
por medio del agua, obteniendo el nivel definitivo de la
unión del tallo con la raíz. Ese punto justo que modificará para que
sea correcto: la tierra llegará a tapar la raíz y no así el tronco.
Entre las infinitas cuestiones del jardín y sus técnicas,
resaltan algunas por ser contundentes y básicas.
La primera pregunta que uno debe o puede hacerse, es acerca
de los tiempos de plantación en ese espacio que ha decido
 tomar a su cargo. Preguntarse cuál es el mejor tiempo para
plantar tiene respuestas claras:
- las plantas que están envasadas pueden plantarse en otro
ámbito en cualquier época del año.
- las plantas que están en la tierra sólo pueden trasplantarse
cuando promedia el mes de mayo y hasta fines de agosto.
- las plantas de hojas caedizas pueden trasplantarse a raíz
desnuda, esto significa, sin tierra alrededor de ellas.
- las plantas de hojas persistentes, sólo pueden trasplantarse con
raíces dentro de un pan de tierra y tratando que éste no se rompa.
Teniendo en cuenta estos cuatro sencillos preceptos,
todos podremos planificar nuestros próximos pasos en el jardín.
Hemos de comprar plantas envasadas, casi siempre en recipientes plásticos,
y colocarlas en macetas nuevas o en la tierra en cualquier momento;
con la salvedad de tomar ciertos recaudos en las épocas extremas del año,
es decir, cuando hace mucho calor y paralelamente hay sequedad,
tendremos que regar en forma frecuente. Los riegos diarios y
abundantes durante ese tiempo son agradecidos con mejores crecimientos.
En pleno invierno los riegos son menos frecuentes pero constantes.
Debemos asegurarnos de proteger nuestras plantas de las bajas
temperaturas, ya que el agua obra como un moderador del clima excesivamente frío.
De esta manera, si he tomado en cuenta que estoy en febrero,
si la planta deja caer o no sus hojas en invierno, y si he analizado
cuidadosamente donde las colocaré; es posible que en menos de
tres primaveras (si es arbusto) y en algunos años (o veces muchos, si es árbol),
 pueda ver que han hecho mis manos.
El riego de las plantas en recipientes durante este mes,
es diario y a veces doble, según se encuentren en sitios protegidos
(patios) o expuestos como terrazas.
El jardín, y sobre todo el césped y herbáceas, deberá ser regado en
forma intensa y adecuada, mojando bien la raíz y asegurándose que ello ocurra.
Los riegos programados y por aspersión, serán convenientes
dos veces al día, con el caudal necesario según presión y exposición al sol y al viento.
Febrero es también un mes importante para la huerta,
y si bien no hemos hablado de ella todavía, por ahora podemos decir que,
escarolas, espinacas, puerros, ajos, rabanitos y remolachas,
entre otras, podremos sembrarlas en línea directa sin usar almácigo.
Pero eso es harina de otro costal... o mejor dicho, planta de otra nota.
Por ahora, nos alcanza con formular las tres preguntas de rigor
antes de plantar: cuándo, cómo y dónde, para lograr así, el “triunfo jardinero”.
Y de paso es imposible olvidar la película “Con ánimo de amar” de Wong y
su fondo venturoso de música, con la voz de Nat K.Cole acompañando
las orientales miradas de los intérpretes y su famoso :
“siempre que te pregunto... qué cuándo, cómo y dónde...”
aprovecho para despedirme con la sabia respuesta de esa misma canción
“quizás... quizás... quizás...”