Hace ya un montón de años, tal vez 20 o mas, fui amiga de Leticia Cossettini.
Con ella recorrí los caminos del jardín de su casa, los de su pensamiento,
y casi todo lo que su memoria amplia y dadivosa quiso darme.
Me llevé su sonrisa, sus maneras suaves y algodonosas, su convocatoria a reunión
en su casa por medio de una flor dejada en mi puerta-a escasas dos cuadras de
la de ella-su te en mesa de chapa en medio de peonías y ruiseñores.
Tengo como talismán, de todo lo creativo y bueno; un tapiz, unos libros, una enorme
caracola que alegra mi balcón, el libro de la Escuela Serena,
una conferencia que organicé en el Museo Estevez,
con Horacio Quiroga y Pedro Sinopoli, llamada "Desde el Jardín", con esa
ironía un poco labil que sostuve en esos años.
Lo cierto es que la escuché atentamente.
Pude oir sus cuartos de tono, sensibles
y apasionados. Puedo jurar que he visto una carta de puño y letra de F. Birri, desde
Cuba, con distintos colores cada palabra, parafraseando a la famosa "quisiera ser
un pez..." para tocar mi nariz en tu pecera............, enviado por él a Leticia, y capturado por mi visión fotográfica y asombrada de esos tiempos.
Vi sus figurilas de chala: "recogidas con la fresca y torneadas"-dixit- Leticia me enseñó, la mansedumbre, la poesía, el combate a la desesperación de aquellos días. La veía caminar por la calle Alvarez Thomas vestida de color rosa, con chal del mismo color, y su rodete suave y esponjoso, que ya querría Platero.
Ese, al que ella puso en valor, en representación de títeres, frente a un Ramón Gimenez, asombrado y agradecido.
En la Escuela Carrasco. Mis hijos alentados por mí, cada vez que alguien mencionaba a las "Cossettini", decían: en estos salones estuvo el que escribió "Platero y yo", viendo la representación en teatro de títeres.
Y las maestras los neutralizaban, cambiando de tema rápidas, precisas, ocupadas en sus coyunturales y frágiles vidas.
Tal vez por algo de eso, ellos, estén tan lejos cumpliendo con sus propios, plenos destinos de hombres.
Debe haber sido así, debió serlo. Y nada hay mas casual que las causas.
Con ella recorrí los caminos del jardín de su casa, los de su pensamiento,
y casi todo lo que su memoria amplia y dadivosa quiso darme.
Me llevé su sonrisa, sus maneras suaves y algodonosas, su convocatoria a reunión
en su casa por medio de una flor dejada en mi puerta-a escasas dos cuadras de
la de ella-su te en mesa de chapa en medio de peonías y ruiseñores.
Tengo como talismán, de todo lo creativo y bueno; un tapiz, unos libros, una enorme
caracola que alegra mi balcón, el libro de la Escuela Serena,
una conferencia que organicé en el Museo Estevez,
con Horacio Quiroga y Pedro Sinopoli, llamada "Desde el Jardín", con esa
ironía un poco labil que sostuve en esos años.
Lo cierto es que la escuché atentamente.
Pude oir sus cuartos de tono, sensibles
y apasionados. Puedo jurar que he visto una carta de puño y letra de F. Birri, desde
Cuba, con distintos colores cada palabra, parafraseando a la famosa "quisiera ser

Vi sus figurilas de chala: "recogidas con la fresca y torneadas"-dixit- Leticia me enseñó, la mansedumbre, la poesía, el combate a la desesperación de aquellos días. La veía caminar por la calle Alvarez Thomas vestida de color rosa, con chal del mismo color, y su rodete suave y esponjoso, que ya querría Platero.
Ese, al que ella puso en valor, en representación de títeres, frente a un Ramón Gimenez, asombrado y agradecido.
En la Escuela Carrasco. Mis hijos alentados por mí, cada vez que alguien mencionaba a las "Cossettini", decían: en estos salones estuvo el que escribió "Platero y yo", viendo la representación en teatro de títeres.
Y las maestras los neutralizaban, cambiando de tema rápidas, precisas, ocupadas en sus coyunturales y frágiles vidas.
Tal vez por algo de eso, ellos, estén tan lejos cumpliendo con sus propios, plenos destinos de hombres.
Debe haber sido así, debió serlo. Y nada hay mas casual que las causas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario